Entramos en vacaciones de Semana Santa, las calles repletas de gente, las procesiones y por supuesto esos dulces tradicionales de estas fechas, las torrijas.
Es una receta que me trae mil recuerdos.
De pequeña, solíamos ir al pueblo de mi madre (Villamartín) a visitar a mi abuela (a quién dedico este post). Allí nos íbamos muy arregladitos y guapos mis padres, mi hermano y yo.
Subíamos esas grandes cuestas para ver una pequeñita procesión pero muy emotiva, el Resucitado. Las calles estaban preciosas, engalanadas de flores, todo el mundo contento, esa banda, ese sentimiento, todo era perfecto. Luego íbamos a almorzar todos juntos, con mis primos y tías, y por la tarde a merendar (con torrijas y pestiños incluidos)
Ahora que llega esta fecha, no puedo evitar acordarme de esos días, ya que desafortunadamente no podemos repetirlos. Pero por ello, te dedico este post, a tí, mi abuela, lo mejor que pudo pasarme en la vida fue estar contigo aunque fueran sólo 13 años.
Para ello, he decidido hacer torrijas esta Semana Santa, y para hacer torrijas, y hacerlo más complicado me he decidido a hacer también el pan casero. Por eso hoy, os traigo este post.
Para la masa madre:
25 gr de harina de fuerza
25 gr de leche entera
8 gr de levadura fresca
Para el resto de la masa:
150 gr de harina de fuerza
3 gr de sal
35 gr de azúcar
7 gr de miel
30 gr de huevo (es un poco menos que el huevo M)
33 gr de leche entera
4 gr de levadura fresca
33 gr de mantequilla a temperatura ambiente cortada a daditos pequeños
Aceite de girasol para pincelar el bol donde la masa vaya a levar
-Elaboración:
Comenzaremos preparando la masa madre y para ello, templamos la leche, disolvemos la levadura fresca y mezlamos con la harina. Dejamos reposar en un bol tapado con un trapo 2 horas.
Cuando haya pasado el tiempo, cogemos un bol, el resto de los ingredientes y vamos añadiendo en el orden puesto arriba.
Primero pondremos la harina, añadimos la sal, el azúcar y removemos. Seguimos con la miel y el huevo, y volvemos a remover bien con una cuchara de madera.
Templamos la leche, disolvemos la levadura y añadimos a la mezcla anterior.
Ahora es el momento de añadir la masa madre que teníamos. Iremos amasando poco a poco hasta que se convierta en una mezcla casi homogénea.
Por último, incorporar la mantequilla poco a poco y seguiremos amasando durante unos 5 minutos. Si véis que la masa se vuelve un poco pegajosa, dejáis la masa reposar unos 15 minutos y seguís amasando otros 5 minutos más.
Ya lista nuestra masa, la metemos en un bol pincelado con aceite, y la dejamos levando durante dos horas. Tiene que doblar de volumen. Puede ser que necesite menos tiempo, ó por el contrario, un poco más. Dependerá de la temperatura que haya ese día y de la humedad del ambiente.
Pasados esas dos horas, cogemos la bandeja de nuestro horno, le ponemos papel vegetal y encima pondremos la bola; desgasificamos un poco, y hacemos forma alargada. Volvemos a dejar levar otras dos horas.
Precalentamos el horno a 190º unos 10 minutos con una bandeja vacía en la parte más baja. Pasado ese tiempo, hacemos unos cortes poco profundos a nuestro pan que marcarán luego las rebanadas y metemos en el horno. Echamos agua en la bandeja que dejamos vacía y cerraremos el horno rápidamente.
Eso provocará humedad en el horno que permitirá un pan dorado y crujiente por fuera, pero blandito y esponjoso por dentro.
Bajamos el horno a 180º, y lo dejaremos 25 minutos (recordando que a los 10 minutos hay que retirar la bandeja con agua para que deje de tener humedad el horno)
A los 25 minutos apagamos el horno, abrimos la puerta y dejamos el pan unos 5 minutos más.
Sacar, y dejar enfríar en una rejilla.
Este pan quedará blandito al sacarlo pero irá endureciendo poco a poco, para hacer las torrijas es recomendable dejarlo dos días liado en un trapo de algodón fino.
Bon appètit y buena Semana Santa.
Nota: receta de "Un rincón de mi cocina"
Q me encanta! Precioso post!
ResponderEliminarGracias Marga, ¡¡un besazo!!
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