Aquí os vengo con una recetita nueva, esta vez, una receta salada.
Con marisco, algo que me encanta y que me permito de comer al menos una vez por semana. Y es que es una receta tan rica y rápida a la vez, que es perfecta para esos días que no se sabé qué cocinar.
Vamos con los ingredientes:
300 gr de almejas frescas
1/4 cebolla
2 cucharadas de salsa de tomate (yo le puse casero)
1 cucharadita de aceite de oliva virgen extra
1 pizca de sal y de pimienta
1 pizca de perejil picado
30 ml de vino blanco
Para la elaboración seguiremos estos pasos.
Ponemos las almejas en un bol con abundante agua y echamos sal (será la forma de limpiarlas y que no le queden restos de arena). Dejamos al menos media hora (yo lo que hice fué ponerlas por la mañana, y así al mediodía estaban muy muy limpias). Cuando haya pasado el tiempo, la escurrimos muy bien.
Luego cogeremos una sartén y la pondremos al fuego, donde echamos la cucharadita de aceite. Cuando esté caliente ponemos la cebollita fina picada y bajamos el fuego hasta que esté tierna.
Pasados un par de minutos estará lista, así que pondremos el vino blanco, la pizca de sal y pimienta, el perejil picado y el tomate casero y removemos. Dejamos a fuego lento un par de minutos más.
Ya tenemos lista nuestra salsa, ahora sólo quedará poner las almejas. Removemos bien para que coja toda la salsa, y le ponemos una tapadera.
Eso hará que las almejas con el calor que queda se abran y que a la vez no se cuezan, así quedarán totalmente tiernas y ricas.
Podemos acompañar este rico plato con un vino fino blanco (quedará perfecto) como entrante ó incluso como único plato.
*Estas cantidades son las correctas para un único plato para una persona. En el caso que seaís más podéis usar estas cantidades como entrante, ó duplicar cantidades según número de personas.
Y ahora a disfrutar de esta receta....
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