Tras encontrarme con la prueba positiva a la lactosa, mi mayor problema era el encontrar sustitutos al queso, o encontrarlos sin lactosa. En la mayoría de supermercados los veía y tras leer ingredientes me negaba a comprarlos. Quesos con más de 10 ingredientes, con conservantes, gelatinas, féculas incluidas.... Así que me dije, ¿y si los hago yo?
Así que mi primer paso fue leer mil artículos, páginas y consejos, hasta encontrar un libro que me entusiasmó muchísimo... un libro para empezar a hacer quesos caseros, para principiantes, para personas que nunca los habían hecho... asi que no dudé y me lo compré.
¡¡¡y síiii!!!! ¡¡¡fue todo un acierto!!! ¡¡una maravilla!!
El primer queso que venía en el libro era el queso ricotta, un queso suave con un toque ácido a la vez, que se desmiga fácilmente, que se derrite lo justo, y que vi perfecto para empezar.
Yo, por supuesto lo adapté al tema (sin lactosa), pero si no sóis intolerantes, recordad, mismos ingredientes y cantidades, solo adaptando a la marca que uséis con lactosa.
¿ingredientes? ¡¡sólo tres y lo mejor eran ingredientes que tenía en casa!! Y por supuesto estoy SEGURISIMA que vosotros también. ¿queréis saber cuáles son? ¡¡seguid leyendo!!
Ingredientes:
-900 ml de leche fresca (muy importante que sea FRESCA, de la que venden en los refrigeradores del super, yo por supuesto, la elegí sin lactosa).
-un yogur natural sin azúcar (en mi caso sin lactosa)
-30 ml de zumo de limón recien exprimido
Elaboración:
Sería importante tened todos los ingredientes preparados con antelación y a temperatura ambiente. Y muy aconsejable disponer de un termómetro (aunque si no lo tenéis os contaré cómo saber cuál es el momento de apagar el fuego)
Coger una cacerola honda, poner la leche y el yogur a fuego alto y remover hasta conseguir que el yogur se disuelva totalmente en la leche. Esperar un poco, poner el termómetro y esperar que llegue a 90º.
Apagar el fuego, poner el zumo de limón, remover rápidamente dos tres segundos, poner la tapa y dejar unos 30 minutos reposar.
*Nota: si no tenéis el termómetro tendréis que esperar unos 4-5 minutos, en el momento que veais que la leche está caliente, pero que podéis seguir tocandola sin quemaros, a punto de empezar a hervir lo apagais y hacéis lo mismo, poner el zumo de limón, remover, y dejar reposar.
Cuando haya pasado ese tiempo veréis que la leche está totalmente separada en dos texturas completamente diferentes, una sólida y otra líquida. Así que es el momento de colar. No tiréis el líquido restante (es muy muy bueno para añadir a bizcochos, tartas, masas de pan, pizza.. etc...) Podéis congelarlo en botes pequeñitos e ir usando según necesiteis.
Después de colar, cogéis un pequeño molde, vaso, cuenco, poner una gasa fina, dentro de ella toda la mezcla sólida, apretais para drenar un poco, y dejar reposar hasta el día siguiente.
¡¡¡y éste es el resultado!!!
Cómo veis queda prensadito y totalmente con la forma donde lo hayáis metido. ¡¡una preciosidad!!
Yo lo usé para hacer una salsa de acompañamiento para una pasta fresca, a la que añadí también unas nueces, champiñones, y unas espinacas frescas refritas con un ajito. ¡¡toda una delicia!!
Aunque podéis tomarlo también tal cual, ó con tomate y anchoas, con un poquito de miel... ¡¡¡de mil formas que se me ocurren!!! ¿¿y vosotros con qué lo comeríais??
No hay comentarios:
Publicar un comentario