Hacía tiempo que no publicaba algo que me trajera tantos recuerdos de la infancia, quizás desde la receta de las torrijas ó la tarta de la abuela; pero ya tenía ganas de repetir, de enseñaros otra de las recetas familiares que aprendí a realizar cuando era pequeña, y que tanto mi abuela como mi madre nos hacían para endulzarnos el día a día.
Me encanta recordar ese olor, a canela y limón, ese sabor, y sobretodo, me encanta recordar cómo lo saboreamos todos juntos después de un buen almuerzo ó cena familiar.
Este postre siempre fue típico en casa, y la verdad, es que es muy fácil de realizar y no especialmente laborioso, en el que sólo hay que tener varias puntos en cuenta para que salga perfecto, y que así puedas triunfar en cualquier momento del día, almuerzo ó cena. ¿O por qué no? Perfecto para un desayuno ó merienda, de hecho, me acabo de zampar uno que necesito energía para lo que me queda de día.
Es un postre cremoso, con ingredientes que solemos tener en casa, y que podéis realizar en menos de una hora así que... ¿vamos con la receta, no?
-Ingredientes: para 8 porciones
1 vaso de agua
200 gr de arroz (siempre que sea de grano corto)
1 litro de leche (yo uso siempre entera, y si es fresca, mejor que mejor)
Piel de medio limón (tener especial cuidado en cortarla muy muy fina, y solo la parte amarilla)
2 piezas de canela en rama
200 gr de azúcar
100 ml de nata líquida (para montar, mínimo 35% materia grasa)
Canela molida para decorar
Ponemos el agua en una cacerola y la llevamos a ebullición, echamos el arroz y lo dejamos 5 minutos. Escurrimos muy bien y reservamos. Esto hará que el arroz se abra, y luego absorba todos los sabores muy muy bien.
En la misma cacerola ponemos la leche, la piel del limón y la canela en rama. Volvemos a llevar a ebullición, y cuando hierva, ponemos el arroz que teníamos reservado. Dejamos un par de minutos hirviendo y bajamos el fuego al mínimo. Iremos removiendo poca poco hasta que la leche haya reducido y el arroz esté tierno. Aproximadamente unos 20 minutos.
Pasado ese tiempo, podemos probar el arroz y si está tierno apagamos el fuego. Le ponemos el azúcar y la nata y removemos hasta que se disuelva perfectamente. Volvemos a poner a fuego mínimo un par de minutos ¡¡y listo!!.
No olvidad sacar la piel del limón y la canela en rama de la cacerola, y ya solo quedaría esperar que temple un poco, servir en los vasitos, tacitas, ó cuenquitos elegidos y espolvorear con canela molida.
No olvidad sacar la piel del limón y la canela en rama de la cacerola, y ya solo quedaría esperar que temple un poco, servir en los vasitos, tacitas, ó cuenquitos elegidos y espolvorear con canela molida.
Se puede comer templado ó frío, pero sí que es verdad que en casa siempre nos ha gustado frío y si es de un día para otro, mucho mejor. Pero eso ya, os lo dejo a vuestra elección.
Nota: tened en cuenta cuando lo apartéis que al enfríar tomará cuerpo, y quedará más cremoso. Mirad, mirad qué pinta, y ésto es recien servido....
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