Hacía tiempo que no publicaba algo que me trajera tantos recuerdos de la infancia, quizás desde la receta de las torrijas ó la tarta de la abuela; pero ya tenía ganas de repetir, de enseñaros otra de las recetas familiares que aprendí a realizar cuando era pequeña, y que tanto mi abuela como mi madre nos hacían para endulzarnos el día a día.
Me encanta recordar ese olor, a canela y limón, ese sabor, y sobretodo, me encanta recordar cómo lo saboreamos todos juntos después de un buen almuerzo ó cena familiar.
Este postre siempre fue típico en casa, y la verdad, es que es muy fácil de realizar y no especialmente laborioso, en el que sólo hay que tener varias puntos en cuenta para que salga perfecto, y que así puedas triunfar en cualquier momento del día, almuerzo ó cena. ¿O por qué no? Perfecto para un desayuno ó merienda, de hecho, me acabo de zampar uno que necesito energía para lo que me queda de día.
Es un postre cremoso, con ingredientes que solemos tener en casa, y que podéis realizar en menos de una hora así que... ¿vamos con la receta, no?