Creo que sin duda es una receta que hay que tener a mano, porque acompaña perfectamente con casi todo, brownies, bizcochos, tartas, helados, tortitas... y un sin fin de postres.
Si os digo la verdad no era mi intención el publicarla, pero viendo el resultado no puedo dejar de hacerlo. Es algo extremadamente delicioso para dejarlo pasar.
Y sin más rodeos, paso a contaros ingredientes (sólo 2) y elaboración (menos de 5 minutos).
Ingredientes:
-6 cucharadas soperas de azúcar
-150 ml de nata para montar
Elaboración:
En un cazo (a ser posible alto y con un fondo ancho) ponemos a fuego lento las 6 cucharadas de azúcar.
Mientras tanto, en otro cacito y a fuego alto ponemos a hervir la nata. Cuando llegue a ebullición lo apagamos y reservamos.
El azúcar se irá derritiendo poco a poco y convirtiéndose en caramelo. No remover. Cuando veamos que haya llegado a un tono dorado (no dejadlo mucho tiempo que se os puede quemar) apagamos el fuego y con MUCHO cuidado ponemos un poco de la nata y removemos rápidamente. Tened cuidado porque subirá bastante (de ahí que os dijera que usárais al principio un cazo alto). Cuando haya homogeneizado ponemos otro poco de la nata y volvemos a remover, y así seguiremos hasta que terminemos con toda la nata. Yo lo he hecho en tres veces y ha quedado perfecto.
Volvemos a poner a fuego bajo, dejamos cocer 1 minuto y apartamos.
¡¡Y listo!! El olor es impresionante y la textura muy cremosa. ¡¡Ya veréis pronto para qué lo he usado yo!! ¡¡Aún no os puedo contar nada!! Shhhhhhhh, ¡¡¡es un secreto!!!
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